Me siento cansada, vacía, desesperada, harta, desilusionada, confundida y lo peor: burlada.
Tengo mucho, mucho tiempo que no escribo.
Tengo tanto que decir, que a la vez no puedo escribir nada, ¡nada!
Sólo tengo palabras de amor,
sólo tengo palabras de odio
sólo tengo palabras, sin ton ni son, sin rumbo, dirección, destinatario fijo, o más bien, ¡tantos destinatarios!
Secretamente me prometí no volver a escribir; y creo incluso que eso incluye, no volver a amar.
Amé tanto y fui rechazada.
Prefirió a una mujer más vieja, con compromisos, "sólo para tener sexo", al amor ciego y loco que tenía para él...
Le amé y le dí todo lo que tenía: mi presente, expectativas reales de futuro, mis sueños, las ilusiones más caras, y simplemente las tiró a la basura, las pisó y me dejó en el suelo.
Me levanté por supuesto... pero incompleta.
Me levanté siendo otra, una que antes yo no era, y no encuentro a aquella que yo era, y que tanto me gustaba.
¿Seguirá ahí, ó habrá muerto del todo?
Ahora me siento ¡tan incapaz de amar!...
Por un momento abrigué la esperanza del amor puro e inocente de un hombre joven, que sólo me usó y me defraudó también.
Ahora incursioné en un noviazgo con un hombre extraño, que si bien me gusta y creo digno de amor, cada día me crecen las dudas y siento el impuso de "dinamitar la relación desde el umbral"... esa frase no es mía... me gustó de otro blog... de un blog que habla del "Don Juanismo" de la mujer... una mujer que ha decidido utilizar a los hombres, no como prueba de su poder personal, sino porque simplemente está buscando "algo mejor"... el artículo dice que, cuando ella, (Doña Juana) quién ve las relaciones como inversiones, siente que una relación no va a darle el rendimiento esperado, simplemente la dinamita (sin pena, ni remordimiento) desde la puerta, así, sin entrar de lleno, sin comprometerse a nada y sin arriegar más que unos cuantos días de solaz corporal mutuo... ¡Caray! ¡como me gustaría ser así!.
Quiero creer que la mujer que durante 39 años fui, sigue viva, sigue allí...
Esa mujer me gustaba más que la que hoy soy. Tenía convicciones férreas, una moral recta, una ética simple que sabía distinguir "el bien" de entre "el mal", con los ojos cerrados; una mujer a quién no se podía engañar porque ¡era un pecado hacerlo! Una mujer amorosa, amable, y "amable" (una mujer plena de posibilidad de ser amada)...
Vivió todavía unos años después de que enviudó de Pedro... pero se enamoró como estúpida de Héctor, quién sin remordimiento la mató hace unos meses.
Tenía tiempo que no escribía... estoy amarga como la hiel...
Espero que el fantasma de "ella", vuelva también por sus fueros, y sus ojos transparentes vuelvan a brillar.