Me gusta cómo te hundes en mi cuerpo.
Llegas braseando a mí cual sobreviviente toma una tabla de salvación.
Chapoteas en mi ser líquido y pareciera que te ahogas
hasta que tranquilo te sostienes y dócilmente te rindes.
Inclinas tu cabeza, te recuestas en mi pecho y escucho tu respiración.
Pasas tus brazos alrededor mío y te ases a mí con pasión (agitada ó contenida),
como un hambriento,
como un huérfano.
Descansa en paz, amor mío,
No existas más en ti, sino en nosotros,
Deja a tu padre y a tu madre, Tu casa y tu patria,
Vive “uno” conmigo.
Eres un náufrago…
después de todo me has sobrevivido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario