Hoy que ando de lechuza (aunque no de campanario), estuve releyendo lo que ha quedado escrito en este espacio.
Es notable la influencia de la tristeza y la nostalgia en los escritos del año pasado... y en medio del escándalo privado más notable, me resuena en la cabeza una de tus reflexiones: "creo que no aporto nada a tu vida"...
¡Qué barbaridad!! lees tanta desolación y melancolía pasada, ¡tanta soledad y desesperación!, sabes bien cómo estoy ahora y te atreves a decir que no aportas nada a mi vida??
Has sido el receptáculo renuente, rebelde y paciente de mi amor caótico y turbulento.
¿Te parece poco?
Me has acogido con cariño y construído un refugio de huesos y piel, en el que me cobijo en las horas más ciertas... y es que ¡esa es la principal aportación!: C e r t i d u m b r e !!, pues te conozco, me conoces, entiendo las constantes y variables, y ¡zaz! sé a qué atenerme, aunque no sea lo que parece, o sea lo que no debiera parecer.
Me das paz y sosiego, mucho más del que dices te doy yo a tí.
Le has dado sentido y dirección a mi vida. Me corriges, me señalas, me orientas y cuando ves que aún con todo, no voy ni para adelante ni para atrás, tienes paciencia para decir: aquí estoy.
¿Y todavía piensas que mi vida sin tí sería mejor?, porque no tienes nada para mí, no puedes "aportar" nada? ¿que es lo que esperarías "aportar" entonces?
Bendita sea la ceguera del inocente, cuando ésta le dá felicidad!... pero ¡maldita cuando envenena el juicio, separa y aleja!, ¡cuando empaña el espejo en que debiera reflejarse "La Verdad"!
Gracias por todo Mo Gradh!, mi vida ha sido diferente desde que estás conmigo.
Tu amistad, tu paciencia y forma tan particular de ver las cosas, me ha hecho reír, soñar y descansar.
Disfruto enormemente tu espíritu crítico y rebelde, tus ganas de fastidiarme y hacerme enojar.
Disfruto la tranquilidad de las ideas compartidas y la intranquilidad de la divergencia.
Disfruto el calor de tu amistad y de los sentimientos que dices no tener.
Tú dices que te doy motivos para creer que la vida vale la pena vivirse... para mí, tú eres más que motivos.
Por favor, no te atrevas nunca a decir que no aportas nada... pues entonces ¡qué sería de mí entonces, sumida en el dolor y la soledad! presa de mis terrores y de mis errores, con los ojos desorbitados y el ánima exangue, pensando en aferrarme en el ayer, temer el mañana, y sin ver siquiera el hoy a los ojos!
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