Estuviste muchos meses acechándome en forma de hastío.
Te hiciste costumbre, devoradora del tiempo y de mi energía.
No tenía fuerzas más que para aceptar lo que venía,
caerme, levantarme, afrontarlo y avanzar;
Avance lento, sinuoso y muchas de las más, infructuoso.
Me consumí en el sueño de la víctima, de la autocompasión.
Acepté lo inaceptable: la apatía mental, el esclerosamiento cardíaco,
la osteoporosis de mi filosofía personal y la pereza emocional.
¡Pero hoy desperté!
No sé cómo vaya a afectar esto mis relaciones con el mundo,
si vaya a mejorarlas o empeorarlas.
si me convertiré en verdugo ó en defensor...
lo que si sé es que me amaré y me seré fiel;
pagaré los precios con la frente en alto:
¡Soy responsable de mí misma!

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