domingo, 3 de abril de 2011

Con algo de alcohol en la sangre


Con algo de alcohol en la sangre,
me divertí en tu fiesta y me divertí contigo.
Me miré en tus ojos y encontré felicidad fugaz.
Me hundí en tus brazos y encontré mi casa.
Me eres indispensable, hogar familiar cercano.
Más amigo que enemigo, tu alegría conforta mi espíritu triste.

Pasa a la mesa que compartiré contigo,
comeremos juntos, cantaremos y danzaremos.
Viviré el presente con el canto que yacía olvidado
sumido en la pesadumbre y el dolor profundos,
y que recordé con un poco del alcohol que me vertiste
entre sonrisas, cantos, alborozo y abrazos.

No existe el mañana y el ayer ya pasó.
Sólo queda el "Hoy" que amo y sufro... y que mañana pasará.
Ya no viviré triste porque mi amor se ha ido lejos,
ni me agobiaré por causa de mi involuntaria soledad;
Me levantaré y actuaré en consecuencia y consonancia
con el creer y el ser que construí en mis principios.

Quisiera ser como el ave que habita en mi casa:
que despierta con el sol y canta con brío;
entrega su pequeño corazón en un trino hasta deshacerse...
Entonces come, se asea y se dispone a pasar su día
brincando afanoso y atento a lo que pasa fuera y dentro de sí,
para luego dormir(ó morir) hasta amanecer nuevamente.

Quisiera llorar hasta secarme por completo,
para después levantarme y no llorar nunca.
Relegar lo que se fué, no sucedió, lo que vendrá ó podría venir.
Quiero enfrentarme, uno por uno, a cada día presente,
luchar y vencer, a mi-misma enemiga cruel,
en encuentro de la esperanza, amor y fé de mi existir.

Cierto sé que estarás conmigo, cordial y alegre como siempre;
Tan dispuesto a derramarte por mi casa y por mi vida
como un rayo de sol que calienta e ilumina todo.
Gracias mi amigo, mi hermano, mi pacificador...
no te alejes demasiado por favor, ó te amenazo:
te secuestraré tres veces por semana aunque no quieras
¡con toda la aflicción y rebeldía que esto te pueda producir!

No hay comentarios:

Publicar un comentario