martes, 10 de mayo de 2011

Asfixia

Fue un día cualquiera, que de no ser por los comerciales, el movimiento en la calle, las mañanitas a mis vecinas y el asueto escolar de los niños, no habría parecido 10 de mayo.

Sin embargo, éste fue uno de los peores de mi existencia.

Hubiera querido diluirme, literalmente, para impregnar las cosas y convertirme en ellas, in-sentimiente, in-frágil, inánime... creo que le faltan palabras en el vocabulario castellano).

In-sanable corazón, estás descompuesto, privado, pulverizado. Infame quebrazón de mi alma toda. Guiñapo antropoforme con ojos fugados. Presa desbordada. Destrucción severa. Sólo un sentimiento profundo que descoyunta y reacomoda, sólo para volver a descoyuntar.

Memorias ácidas que queman y abrasan, oleaginosas e inlavables, han comido la carne toda y dejado sólo el reloj, que un poco desacompasado, aún late en mi interior, inmisericorde, ignorante, inquebrantable funcionalmente, irreparable emocional; maquinaria perfecta que funciona aún cuando deseo que no funcione. Aunque deseara su extinción, su perfección no lo permite... madera del siglo XV, cortada en luna nueva inerte, resistente... ¡ojalá te pudrieras!

Vida cruel con sabor de infinitud. ¡Como quisiera acabar contigo para ir con él!, cuando mi fé conoce que dicha práctica sería inútil, pues mi alma tomaría un camino distinto que me alejaría de ellos, mis amados, eternamente. Estamos destinados a ser huérfanos, viudos, a-filios.

Si al menos fuera insensible. Si al menos pudiera guardar este dolor en una caja para tirarlo luego. Soy un cazo dadivoso y profundo, sometido a la forja para ser transformado, hoy en candente informe, en objeto desconocido.

Restaurarme... ¿será posible?. Reinventarme, comenzar de nuevo, ¿olvidar mi amor para construir otro?. Actividades insólitas para quién quiere detenerse, para quién quiere parar para siempre en este estúpido camino, que ni siquiera a mi sentido de sobrevivencia le importa.

Mi vida sólo vale si me conduce a tí nuevamente.

Espero merecerte al final, aunque el dolor nunca pase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario