Los lamentos salen de mi garganta, pero el dolor no puede salir de mi corazón
Clamo al cielo por justicia y sólo recibo silencio
No puedo ver ni oír. Estoy ciega y sorda a su voz.
Desprecio la vida que tengo. ¡Ya no la quiero! Al menos oraré para no volver a despertar.
El consuelo de la muerte fría y obscura es mejor que el ardor que me consume sin apagarse.
Ahora tengo una perspectiva tangible del infierno…
“El lugar del eterno dolor y rechinar de dientes”
Dime hermano porqué la vida me cobró una factura tan dura, si yo nada le hice… nada le hice
La orfandad vivida, la viudez impuesta, la maternidad negada. ¿Es eso vida de mujer?
¡Cuantas fértiles tiran a sus hijos, mientras las infértiles lloramos la falta de ellos!
¡Cuantas quisieran ver muertos a sus maridos, mientras las viudas lloramos nuestra soledad!
Como dice Mafalda… ¿porqué Dios le da pan a quién no tiene dientes?
¿Por qué tengo una vida que no quiero, mientras otros quisieran tener más vida?
¿En verdad este dolor pasará? ¿quedará atrás?... ó seré yo quién se quede atrás…
¿En verdad hay consuelo, hay redención?
¿En verdad hay estrellas?
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