miércoles, 9 de junio de 2010

Independencia

Extraños días éstos que han pasado y cuya huella se extingue tan rápido como una huella a la orilla del mar... y a la que quisiera poder capturar en una fotografía, un molde de yeso ó al menos cincelar en mi memoria emotiva.

Pasan tantas cosas en tan pocos minutos, con las consiguientes contrastantes y consonantes emociones, que se antojan reflejos de la huidiza libertad. La única moraleja que resuena con fragoroso redoble en mi alocado y joven corazón es esta: ¡Gracias Dios!, por la vida, mis amores, mis quehaceres y mis sueños.

Hoy el sol mañanero brilló de un modo espendoroso, recordándome que la libertad no es tiempo sin quehacer ó la potencia de la posibilidad voluntaria (léase: la posibilidad de hacer lo que se me venga la gana, en el momento en que yo quiera). Es más bien un estado mental de inifinta confianza en que todo lo bueno ha sido, es y será por el amor de Dios providente, amoroso, todo verdad, generosidad y bondad y que todo lo que sucede es motivado por nuestro libre albedrío.

Por una parte conviven en mi espíritu la tristeza, la paz, la alegría y la esperanza.

Tristeza por la separación; paz porque todo en casa está "estable"; alegría porque soy bienamada y esperanza... ¡siempre hay esperanza!... aún en el fondo de la caja de Pandora, de la que escaparon todas las calamidades del mundo, quedaba la esperanza... y espero con confianza en que las separaciones no lo serán realmente, la paz perdurará lo más posible y la alegría al depender de mí misma no se agotará.

Estoy consciente de los peligros que me acechan. He vivido antes en la sosobra, el pesimismo y la soledad. Pero hoy, así como en mi trabajo soy inciertamente independiente, hoy decido ser feliz intensa, profunda y apasionadamente.

lunes, 7 de junio de 2010

¿Compañero, Amigo ó Hermano? 4a Parte

¿Hermano?

Aquí cabría hacer la diferencia entre el hermano carnal, que el destino te impone, y el hermano escogido ó más bien amigo-hermano que uno elige.

Al hermano de sangre no hay que explicarlo siquiera. Estés de acuerdo ó no con él, sea tan aburrido como una papa ó tan intempestivo como la dinamita, te lleves bien ó mal, te importa lo que le sucede, te duele muchísimo cualquier diferencia que tengas con él y sobre todo, no puedes evitar interesarte por él y buscar ayudarle de cualquier modo imaginable… aún en contra de la lógica, la razón y el sentido de “justicia”. Finalmente, nos guste ó no nos guste, es alguien a veces molesto, a quién TENEMOS que “aguantar”.

El hermano escogido es algo parecido: es un amigo al que quieres tanto, que puedes ó no estar de acuerdo con él, puede ser tan aburrido como una papa ó tan intempestivo como la dinamita, y en ocasiones podrás preguntarte ¿porqué quiero a este %$%#, si es chinche, latoso, fastidioso, incongruente, terco, egoísta, a veces hasta tonto? Y para colmo, se lleva mis cosas y no me las devuelve!!!; pero aceptémoslo, te importa lo que le sucede, te duele muchísimo cualquier diferencia que tengas con él y sobre todo, no puedes evitar interesarte por él y buscar ayudarle de cualquier modo imaginable. Igual que al hermano de sangre, con tu hermano escogido finalmente es alguien a quién QUIERES “aguantar”.

El hermano escogido es un espejo donde miras palpablemente tus mejores virtudes y también tus peores defectos. ¿Cómo odiar tu propio reflejo? ¿cómo evitar amar a tu propio corazón?. No puedes evitar serle fiel, leal. Te conviertes en el defensor de sus causas (aún de las perdidas) y tú podrás criticarlo, regañarlo y hacerlo garras, ¡pero hay de aquel que se atreva!! Eres su perro guardián…

Su tristeza es tu tristeza, su alegría tu causa de felicidad y muy íntimamente, incluso llegas a sentir celos cuando no está el tiempo suficiente contigo. El hermano escogido es con quién quieres estar siempre, aprender-aprehender siempre, ayudar siempre, acompañar siempre, comprender siempre. Es como un “amistazgo” perpetuo pero profundo, es la sonrisa de tus ojos, el imán de tus brazos y es quién te hace sonreír aunque no quieras. Incluso sonríes sin querer cuando lo recuerdas y lo recuerdas mucho.

Todos tenemos al menos un amigo predilecto. Es el amigo-hermano, a quién no es posible querer más, ¡porque sería incestuoso!.

Es por quién incluso podrías dar la vida… Es tan importante para ti, que consideras que su felicidad vale todo esfuerzo, todo sacrificio y merece toda oportunidad. ¿Te recuerda a alguien?

En lo personal, Jesús (sí, el de Nazareth que vivió hace dos mil diez años), es el modelo de “hermano escogido” por excelencia. Desgraciadamente el conocimiento que tengo de él es indirecto ¡Cuánto me hubiera gustado conocerlo personalmente!! Nos amó hasta el extremo!!! Y por increíble que a algunos pueda parecer, el conocimiento indirecto de su amor, es tan poderoso y devastador que por obra de la fé se vuelve en un conocimiento directo, íntimo, glorioso y revolucionario… (bueno eso es otro tema).

En mi vida he tenido la fortuna (¡Gracias Dios!), de tener muchos amigos verdaderos, a mis hermanos de sangre sencillamente los amo muchísimo y tengo unos cuantos hermanos escogidos que son literalmente “de lujo”. Este escrito es un pequeño homenaje a su amor, su entrega, su paciencia y su confianza.

Ustedes saben muy bien qué lugar ocupan en mi corazón y espero que no se sientan abrumados por esta mi opulenta forma de querer. Personalmente soy tímida y nunca sabría cómo expresar la intensidad de mi amor por Ustedes, sin el temor de exceder los límites de la natural comprensión. Por su alegría, su ternura y toda la pasión que me han regalado en nuestra historia común: ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!

Tú lector ó lectora, si me conoces, ¿en qué categoría me encuentro yo para tí?… y tú mi lector desconocido, ¿Qué opinas?

¿Compañero, Amigo ó Hermano? 3a Parte

¡Hey! ¡Amigo!

Por otra parte, el “Amigo”, es ¡otra cosa!. La amistad, a mi juicio, tiene varias partes. De forma similar al proceso que sigue una pareja de enamorados que termina en el matrimonio y una vejez plena, la amistad tiene diversas etapas:

1) El Chispazo. Aunque hay excepciones, cuando las partes tienen algún prejuicio inicial ó simplemente la empatía del primer contacto es negativa, ó bien la amistad nace del compañerismo, “Las Partes” sienten desde el primer momento una mutua curiosidad. Esta curiosidad no se ve satisfecha hasta que comienzan a hablarse, a intercambiar ideología ó gustos y de ahí puede ó no, nacer la ADMIRACIÓN; ingrediente clave para una amistad duradera.

2) El “Noviazgo+Amistad= ¿Amistazgo?”. De forma similar a la relación de pareja, entre los amigos se da una etapa en la que ambos quieren estar uno con el otro la mayor cantidad de tiempo posible. Sea que vayan a hacer ejercicio juntos ó a hacer las compras, ó intenten reunir a las parejas de ambos para “extender” la amistad (rara vez funciona). No son raras las largas conversaciones, las desveladas, las escapadas que fomentan la complicidad y en el caso de las mujeres, las cartas, los regalos y las piyamadas. Por supuesto, en esta etapa tormentosa, los amigos no pueden escaparse de algunas amenazas: los celos de las parejas en turno, las ocupaciones individuales que no compaginan en horarios, los chismes y rumores, las nuevas amistades, la rutina y la pérdida de interés en los temas de conversación, entre otras. Esta etapa, dependiendo de la calidad de obstáculos que la amistad haya tenido que enfrentar, puede durar uno ó varios años. ¿Cuándo termina? ¡cuando los amigos ya no sienten la necesidad de verse todo el tiempo!!!, entonces se convierte en la búsqueda de un “tiempo de calidad” en lugar de “tiempo en cantidad”. Los amigos se sienten más seguros de los mutuos sentimientos e incluso pueden dedicarse a tener otros amigos más, porque se sabe que la amistad entre “Las Partes”, es “de la buena”.

Si los amigos sobreviven al “amistazgo”, ¡ya casi la hicieron!, porque sigue:

3) La Amistad Duradera: Esta amistad nace después de un largo y tormentoso “amistazgo”. La amistad ha echado raíces profundas y ni los cambios de domicilio, cambios en los husos horarios ó el paso de los años pueden dañarla.

El verdadero puedes reconocerlo porque es en quién se confía y se espera.

El amigo duradero no es el que pasa más tiempo contigo… sino el que disfruta contigo cada momento que pasan juntos: lo goza, lo recuerda y lo atesora. Es capaz de sacrificar la entrada a un concierto por acompañarte, incluso en aquellos momentos en que tú no eres una buena compañía.

Es alguien con quién te gusta estar, con quién te gusta compartir y ¡es más!, ¡a quién esperas con impaciencia el momento de volver a verlo y conversar!.

El amigo auténtico nunca es superficial. No teme a la intimidad, ni a la confianza absoluta.

Es una persona hacia la que te abres y puedes esperar que te retroalimente, te matice. Te acepta como eres, aún y a pesar de tus defectos y contradicciones..

Tu verdadero amigo es leal. Te defiende ante los demás e incluso a veces te defiende de ti mismo… es capaz de luchar contra ti, de pelear contigo si ve que estás equivocado ó te encuentras en peligro. Si caes, tu amigo te levanta y si no puedes levantarte, te cargará hasta donde puedan prestarte auxilio. Cuidará tus heridas y dará incluso su sangre si lo necesitas. Si te dormiste bajo su cuidado, ten la certeza de que cuando despiertes, él seguirá allí.

Un amigo es con quién te sientes en libertad de ser tú mismo. No te juzgará, mucho menos te condenará.

EEs una persona a quién respetas y de quién valoras su opinión y no temes que se marche cuando lo contrarías. Es alguien de quién no esperarás nunca un golpe, a quién no podrías tenerle miedo (aunque quieras), porque sabes que te ama profundamente y que no te lastimará a sabiendas.

El verdadero amigo está contigo SIEMPRE, aunque estés en el hospital, en la cárcel, en el velatorio ó estés en tu peor momento de egoísmo y amargura. El amigo real sufre contigo, llora contigo, se alegra contigo y ¡hasta se enamora contigo! (¡ojo!, se enamora contigo, no de ti… aunque a veces pasa). Tus enemigos son sus enemigos y tus amigos son los suyos.

El verdadero amigo no tiene miedo. Porque sabe que está contigo.

Tu amigo real, el de a de veras, te acompaña en el camino y aunque se desvíe de cuando en cuando sabes con certeza que volverá con alegría a contarte su aventura.

El verdadero amigo es más que hermano de sangre, es un hermano escogido.

¿Compañero, Amigo ó Hermano? 2a Parte

“Mi Compañero”

Compañero es aquel que, y perdón la rebuznancia, te acompaña por el camino. Camina (ó corre) contigo siempre y cuando sigas la misma dirección que él y persigas el mismo objetivo; esta situación hace que en este acuerdo haya cláusulas de condicionalidad y exclusión. El compañerismo termina en cuanto cambias de sentido ó dejas de tener los mismos objetivos ó cambias tu parecer sobre la forma de llegar a dichos objetivos.

La vida está llena de compañeros… es el más común de todos los contratos de colaboración mutua y la mejor de las veces surge espontáneamente aunque también permite la “imposición” de compañeros. El aprecio puede existir en este contrato, aunque a la larga suele transmutarse en alguna de ambas direcciones: para mal en simpatía, indiferencia, olvido ó peor aún, en odio; ó para bien en una verdadera amistad…

Generalmente la ruptura es paulatina, inicia con el cambio de objetivos y si “las partes” llegan a encontrarse posteriormente y la ruptura fue de común acuerdo, a “las partes” les dará gusto verse, se darán la mano, quizás un beso, hablarán sobre la familia, los conocidos mutuos y se despedirán con una sonrisa y el típico “seguimos en contacto, ¿eh? Ahí nos vemos luego…”… acuerdo que raramente se cumple.

¿COMPAÑERO, AMIGO, HERMANO? Parte 1

El concepto de “amistad” ha sido tan vapuleado por el comercio y los medios de comunicación, que cualquiera podría tener la impresión de que es un sentimiento superficial, entre necesario y superfluo y para algunos, propio de las personas cursis ó pusilánimes, “predominantemente de las mujeres” (odio cuando algunos engendros pseudo-hombres dicen eso). Por ello y en reinvindicación de tan notable concepto, siento el deber moral de defender su grandeza.

Para mí la amistad no es tanto un sentimiento subjetivo, sino más bien un acuerdo tácito de lealtad, respeto, aceptación y cariño entre dos personas (“Las Partes”) que han decidido formar una alianza y sobra decir, es de acepción universal. Obviamente que conlleva un cúmulo de conductas y sentimientos de solidaridad, honestidad, preocupación y apoyo mutuo, intercambio de ideas, emociones y sentimientos, pero sobre todo, compartir con las entrañas y de manera profunda (debería existir la palabra “compartición”, es decir: me parto a mí misma para com-partirme contigo y para tí, me divido y vuelvo a pegarme pero contigo en medio) y si es necesario, implica la unión de fuerzas para combatir todas aquellas situaciones críticas, que en lo emocional, físico, económico, social ó familiar, enfrenten las mencionadas “Partes”.

Tan extraordinario esfuerzo exige la siembra y cosecha de la amistad, que sólo las personas fuertes, que saben amar y con convicciones firmes pueden tener amigos perdurables… y es que aparte de que nadie puede dar lo que no tiene, finalmente, al igual que un campo de cultivo, la amistad exige maduración y resistencia a los embates tanto internos (la madurez de la semilla y sus características propias), como externos: lluvias de incomunicación, celos, sequías plenas de olvido y soledad, ataque de pájaros envidiosos y chismosos, plagas de autosuficiencia, prepotencia ó arrogancia, suelos de aburrimiento y rutina, sin olvidar que a veces los vientos soplan tan fuerte que son capaces de arrancar la hierba y enviarla a otro lugar.

La buena amistad rinde buenos frutos. Permanecerá siempre verde aún en los tiempos de mayor sequía y obscuridad y soportará las tempestades con fortaleza. La mala hierba no la ahogará y ni las aves que piquen sus frutos podrán terminar con ella. La buena amistad se reproduce continuamente, asegurando su permanencia y hundiendo cada vez más las raíces, a pesar de las podas que pudiera hacer de cuando en cuando la vida.

Por su parte, la amistad superficial es sólo amor de un rato. Sus raíces no profundizan y por tanto no soportan las malas rachas y después de tiempos de mucho calor se secan y se convierten en una bola de varas y espinos que, como “brujas” ó “maromas” se van rodando con el viento… y sin embargo (pienso y me pregunto:…) el amor que se recuerda no se termina… ¿ó sí?

Y aquí es donde habría que definir los “nombres” que otorgamos a la amistad, ya que solemos con demasiada facilidad (creo yo), calificar a cualquier persona con la que se tenga alguna afinidad, de “amigo”… y si ésta afinidad se convierte en comprensión, llegamos a calificarle como “hermano”. Así tenemos amigos del kinder, la primaria, ad infinitum, y “hermanos del alma”, “hermanos de sangre”, etc. Así mismo, también es muy común que por respeto y para que no se sientan menospreciados, a nuestros conocidos, del trabajo por ejemplo, les llamamos “compañeros” e incluso “amigos”… ¿Pero realmente qué sentido tienen estas palabras?