Dicen que tengo que seguir adelante.
Dicen que debo aprender a vivir para mí, ser feliz y comenzar de nuevo.
Dicen que es lo que tú hubieras querido...
que decías que yo era muy inteligente y que sabría vivir sin tí.
Dicen que no es fácil, que deberé sufrir un buen tiempo.
Dicen que debo amarme más a mí, reconocer que sufro y vivirlo,
ó de lo contrario el dolor se fundirá con mis huesos y me amargará para siempre.
Dicen que debo "fluir como el río" ó mejor dicho "como el Arroyo",
reflejar el cielo, aún el de tormenta, las estrellas (cuando finalmente encuentre la calma) y dejar que otros seres sedientos se acerquen a mí, me beban y me consuman.
Dicen que debo dar cobijo a nuevas ilusiones y nuevos sueños; que debo hacer las cosas que me gustan para encontrar cuál es mi nueva misión en mi vida.
Algunos otros dicen que precisamente la misión como objetivo claro, no existe en la vida. Existe la pasión por una idea ó una tarea y que su realización constituye en sí misma "la misión"...
Dicen que debo encontrarme a mí misma primero, para después tener la posibilidad remota de encontrar el sentido de mi vida, que sobra decir, ahora no tiene sentido alguno.
Dicen que todo pasará, que nunca te olvidaré, pero dejarás de doler.
Dicen que todo esto es necesario... que debo aprender una lección y crecer.
Dicen que cuando me ven a mí, te ven a tí y eso debe motivarme a rehacer mi vida, para que tú sigas viviendo a través de mí.
Dicen,
Dicen,
Dicen...
Y yo creo que es cierto todo eso que dicen. Creo que estoy aquí por alguna razón y que saldré adelante.
Pero en este momento no me importa ni lo que dicen, ni lo que creo.
Sólo sé que quisiera morirme y fugarme contigo. Morar juntos en otro sitio, donde puedas continuar riéndote conmigo y de mí. Donde podamos acompañarnos, como lo pensamos cuando nos casamos, "hasta que se vayan todos", de esta fiesta sin tregua, a veces trágica y otras placentera, a la que llamamos "Vida".
Acompañados ó en solitario, en lugar conocido ó desconocido, siempre habrá veces que nos sentiremos extraviados, pero nunca estamos solos. La vida es el Gran Torbellino, donde los espíritus afines algunas veces se encuentran.
martes, 15 de marzo de 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Quisiera

Quisiera dormir sobre la hierba,
que la tierra me cubriera y yo no despertara.
Irme desmadejando suavemente,
mientras crece sobre mí un tapiz de flores.
Quisiera en mi piel sentir el viento,
diluirme en lluvia fresca y sol caliente
sentir el cosquilleo de los insectos,
llenar mis labios de miel y de humedad.
Quisiera escabullirme de la memoria
de todos los que he amado ó me aman,
ser nada para nadie, que me olviden...
no ser sombra, ni recuerdo ó lágrima.
Poder sin culpa, irme contigo.
Expirar en mí, nacer en ti, volver a ser uno.
Fundidos eternos en un abrazo,
subir a lo alto hechos vapor, desde lo profundo.
Quisiera entonces despertar y darme cuenta
Que ya no soy sin ti, ni que has muerto.
Que ahora soy tan sólo tierra y pasto,
alimento, vida y amor maduro.
viernes, 11 de marzo de 2011
La cruz sin nombre

La tumba era nueva. No había tapas, ni lápidas, ni monumentos, ni una cruz siquiera. Ahí enterramos a mi suegro y dos meses después a mi esposo, el padre, el primogénito, el hermano mayor.
Ahora dos cuerpos queridos yacían bajo las tapas nuevas con tan sólo una cruz de madera, improvisada y sencilla, sin señales ni nombres, que se antojaban dos extraños que descansaban entre las demás tumbas.
Mi tarea, en teoría fácil, era estampar, grabar ó dibujar sus nombres: Juan y Pedro Martínez, en una linda cruz de madera que mandó hacer mi suegra, como monumento temporal en tanto colocan el definitivo de mármol.
Comencé con diligencia, pero ¡cuál sería mi sorpresa! al darme cuenta de lo arduo del trabajo, pues las letras perfectas dependían de mi mano imperfecta que garabateaba temblorosa el nombre de mi amado. Así que después de muchos intentos, finalmente terminé la tarea a destiempo, con un nuevo dolor en mis manos, memoria del dolor que en mi alma dejó la tarea.
Después vino la peor parte: colocarla en su lugar, a la cabeza de mis cariños, mientras mi alma garabateada, emborronada y recortada, se percata que ya no son dos cuerpos cualquiera enterrados en aquella fosa del Panteón Santo Cristo. Son dos cuerpos amados, dos esposos, dos padres, dos hermanos, padre e hijo, Juan y Pedro, que amamos, recordamos, que extrañamos, en espera de volverlos a encontrar al final de nuestros caminos.
Repienso entonces mis motivos. Pospuse esta tarea por demasiado tiempo. Tardé más de un mes en algo que haría en dos días… me acogí de mil pretextos para no hacerlo: agoté desde el “no tener tiempo”, hasta “perder” los materiales en los lugares más recónditos de mi pequeña casa. Inconscientemente yo deseaba dejar esa tumba anónima, no quería personificarla, ni dignificarla, porque me quería escapar y no volver a ella nunca; no quería aceptar (me era más fácil negar) que algo terrible había sucedido: reconocer mis pérdidas, mi soledad, mi yo-sin-él, mis sueños perdidos.
Ahora siento la fuerza del nombre y los epitafios: personalidad y memoria; pertenencia a una familia y a una persona; tiempo y espacio, vida y tesoros; éxitos, fracasos e ilusiones fallidas.
¡Todas las tumbas importan! y ¡todas envejecen!. Ojalá y tuvieran voz para narrar las historias enterradas y que en muchos casos se han perdido. Cuántas lápidas desteñidas a mi alrededor me recuerdan que triste es el abandono de los muertos y entonces siento frío, me da miedo olvidar y dejar de amarte… amor mío.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Aviso de Ocasión. 1998: MISIÓN TITÁNICA
Estaba buscando un papel donde anotar y dí con un hallazgo arqueológico... Con Muchísimo cariño para Bertolushi Tuccatti, conocida como "Tucca" y con mucho respeto por su esposo y su pequeño hijo... ésta fue una ocurrencia de 1998 que publiqué en "Ciudad Futura"... es para que te rías un rato Tucca y no... no supe si hubo alguna respuesta, ya que nunca volví a la página ¡porque Coque me regañó!!, jajaja... ¡Y felicidades por tu reciente maternidad!!

MISIÓN TITÁNICA: Busco al alma gemela perdida de una amiga...
Busco a un chavo heterosexual de 28 a 38 años, que no haya estado casado nunca y aún tenga metas y sueños que cumplir.
Físicamente no tiene que ser la guapura andando, pero ¡por favor! que tampoco espante, porque mi amiga es una mujer espectacularmente guapa. Necesitamos que tenga una linda sonrisa y que cuando esté enamorado se le note en la mirada, para que sea siempre sincero y no le oculte nada nunca.
De preferencia que practique un deporte con pasión pero sin fanatismo, ya que sería muy penoso que se la pasara los fines de semana pegado a la televisión, en lugar de salir de paseo con su hermosa mujer.
Culturalmente no tiene que ser una lumbrera, pero sí tener una cultura general suficiente para entablar una animada conversación; que le guste leer de todo un poco, tenga curiosidad y aún sepa asombrarse, pues el asombro eleva el alma y nos conduce al conocimiento. De preferencia con profesión terminada, porque ella será toda una "Master" y es de las más aplicadas del salón. Necesitamos que sea un verdadero hombre que vea a la mujer con respeto, no le asuste el éxito femenino y no la denigre jamás, ni siquiera con su pensamiento.
¿Como es el carácter de esta alma gemela? Bueno, eso es difícil de describir, porque los polos opuestos se atraen. Mi amiga aparenta ser una mujer de mundo, tan inteligente (que asusta), una especialista "antro-póloga", con mucha clase, seria y de cabeza fría, pero conociéndola mejor es evidente que es una mujer excelente, generosa, leal, hogareña, cariñosa, apasionada, alegre y muy tierna; piensa mucho y le gusta mucho leer, escuchar música; colecciona máscaras y "muertes", le gustan las artesanías de calidad, tiene un excelente gusto y es selectiva y refinada. Sus defectos: explosiva, impulsiva, de cuando en cuando algo gruñona y un tanto celosa de sus ideas y de su libertad... ¡ah! y aunque le gusta mucho reír, ¡odia los chistes malos!! así que fuera los payasos...
El hombre que busco para ella debe ser seguro, estable, maduro y nada autoritario ni violento. Un tanto protector sin ser posesivo y muy alegre.
Sé que son muchos requisitos, por eso he llamado este aviso "Misión Titánica". Por supuesto que a mi amiga no le faltan pretendientes pero son del tipo que llamo "Bubblehead" quizás atractivos pero sin corazón, con demasiado amor a sí mismos y muy poco amor para dar.
Ella ni se imagina que he puesto este anuncio y me dejaría de hablar si se enterara...
Yo por mi parte conocí por internet al que próximamente será mi esposo y por eso sé que hombres como el que describo existen.
Quizás seas tú, el que lee este anuncio aunque seas un poco tímido... ¡creéme! si llenas la mayoría de las las características no puedo asegurarte un noviazgo, pero sí al menos una amistad con una mujer íntegra, auténtica, bella y fascinante.

MISIÓN TITÁNICA: Busco al alma gemela perdida de una amiga...
Busco a un chavo heterosexual de 28 a 38 años, que no haya estado casado nunca y aún tenga metas y sueños que cumplir.
Físicamente no tiene que ser la guapura andando, pero ¡por favor! que tampoco espante, porque mi amiga es una mujer espectacularmente guapa. Necesitamos que tenga una linda sonrisa y que cuando esté enamorado se le note en la mirada, para que sea siempre sincero y no le oculte nada nunca.
De preferencia que practique un deporte con pasión pero sin fanatismo, ya que sería muy penoso que se la pasara los fines de semana pegado a la televisión, en lugar de salir de paseo con su hermosa mujer.
Culturalmente no tiene que ser una lumbrera, pero sí tener una cultura general suficiente para entablar una animada conversación; que le guste leer de todo un poco, tenga curiosidad y aún sepa asombrarse, pues el asombro eleva el alma y nos conduce al conocimiento. De preferencia con profesión terminada, porque ella será toda una "Master" y es de las más aplicadas del salón. Necesitamos que sea un verdadero hombre que vea a la mujer con respeto, no le asuste el éxito femenino y no la denigre jamás, ni siquiera con su pensamiento.
¿Como es el carácter de esta alma gemela? Bueno, eso es difícil de describir, porque los polos opuestos se atraen. Mi amiga aparenta ser una mujer de mundo, tan inteligente (que asusta), una especialista "antro-póloga", con mucha clase, seria y de cabeza fría, pero conociéndola mejor es evidente que es una mujer excelente, generosa, leal, hogareña, cariñosa, apasionada, alegre y muy tierna; piensa mucho y le gusta mucho leer, escuchar música; colecciona máscaras y "muertes", le gustan las artesanías de calidad, tiene un excelente gusto y es selectiva y refinada. Sus defectos: explosiva, impulsiva, de cuando en cuando algo gruñona y un tanto celosa de sus ideas y de su libertad... ¡ah! y aunque le gusta mucho reír, ¡odia los chistes malos!! así que fuera los payasos...
El hombre que busco para ella debe ser seguro, estable, maduro y nada autoritario ni violento. Un tanto protector sin ser posesivo y muy alegre.
Sé que son muchos requisitos, por eso he llamado este aviso "Misión Titánica". Por supuesto que a mi amiga no le faltan pretendientes pero son del tipo que llamo "Bubblehead" quizás atractivos pero sin corazón, con demasiado amor a sí mismos y muy poco amor para dar.
Ella ni se imagina que he puesto este anuncio y me dejaría de hablar si se enterara...
Yo por mi parte conocí por internet al que próximamente será mi esposo y por eso sé que hombres como el que describo existen.
Quizás seas tú, el que lee este anuncio aunque seas un poco tímido... ¡creéme! si llenas la mayoría de las las características no puedo asegurarte un noviazgo, pero sí al menos una amistad con una mujer íntegra, auténtica, bella y fascinante.
sábado, 5 de marzo de 2011
El "Ritmo" de la vida
El pasado fin de semana mientras viajaba a mi ciudad natal, leí un libro que me habían regalado hacía dos años y que ni siquiera había sacado de su envoltura:
"Ser como el Río que fluye", de Paulo Cohelo.
Entre las muchas cosas que aprendí, una que me ha estado rondando la cabeza es aquella de que cada quién debe vivir su vida a su propio ritmo. Habrá personas que se mueven más lento y se frustran porque no pueden alcanzar el paso de los demás, mientras que habrá otros que corren todo el tiempo y no disfrutan el "aquí y ahora".
Durante estos días que finalmente me he permitido llorar mis pérdidas mientras mis circunstancias me obligan a vivir una rutina, me he dado cuenta que si bien "parece" que estoy bien, que tengo esperanzas en el futuro y que quiero "rehacer" mi vida y seguir adelante, realmente lo que quiero es correr a toda velocidad a ese brillante futuro lleno de promesas para no vivir mi presente: la pérdida, el dolor, la soledad, mi parte mía que muere con mi esposo, mi propia debilidad, la necesidad de reconstrucción, la necesidad de autocomprensión, de autoconocimiento y de amor por mí misma.
La verdad es que Yo no vivo a mi ritmo... es más ¡ni siquiera sé cuál es mi ritmo!!, porque este correr que siempre me ha llevado deprisa durante mi tiempo vital ha sido impulsado por mis deseos escapistas de "no vivir" el presente y creencias como que "el futuro siempre será mejor", "no hay tiempo" y "moriré joven".
Toda mi vida, excepto uno que otro período, la he vivido deprisa y viendo siempre hacia atrás ó allende el camino; pasado y futuro, pero nunca presente. Estoy cansada de correr, de levantarme siempre rápido (para que nadie me vea que he caído), de esconderme en la premura y en el "deber ser". Mi decisión de seguir adelante "como si nada hubiera pasado", como si estuviera lista para continuar, me está llevando a una amargura creciente. Tengo muchos planes, deseos de nuevas experiencias, pero quizás son una pantalla que yo misma he puesto ante mis ojos, para tener esperanzas y pasar rápido el trago amargo... lo malo es que ¡en lugar de que pase, sólo me atraganto y me ahogo.
Quiero irme lejos, escapar, ¡huír! (¡qué cobarde!)... perderme en otros lugares, otras gentes, otros brazos, otras ilusiones, aunque sé que no estoy preparada, que aún no ha llegado ese tiempo, que mi lugar es estar AQUÍ Y AHORA, que la reconstrucción SIEMPRE es lenta (como arquitecto sé bien que es más rápido construir que re-construir) y que no debo apresurar las cosas ó tendré cimientos débiles y volveré a caerme...
Por muchos "acelerantes" que se agreguen al concreto, éste aún necesita tiempo para fraguar ó de lo contrario se "quema" y ante las presiones se desmorona hasta convertirse en fino polvo... creo que de ese modo vivo, quiero acelerarme tanto que no fraguaré, ni resistiré, porque una parte de mí quiere precisamente eso: quemarse y desmoronarse, hacerse polvo y dejar de existir...
¡Quiero vivir!, ¡en verdad lo deseo!... pero para eso tengo que aprender a andar lento. Tengo que aprender a ver y oler las flores en el camino, disfrutar la brisa e incluso la lluvia fría de mis tormentas... tengo que descubrir cuál es ese paso "del río que fluye", a veces calmo, a veces rápido pero siempre en movimiento y renovación.
Quisiera vivir el "hoy-aquí" sin remordimiento, gozándolo y respetando las lecciones que quiera darme. Quisiera aprender a escuchar mi cuerpo y mi alma, para caminar al ritmo lento que ambos necesiten para curarse...
Pero no sé como.
"Ser como el Río que fluye", de Paulo Cohelo.
Entre las muchas cosas que aprendí, una que me ha estado rondando la cabeza es aquella de que cada quién debe vivir su vida a su propio ritmo. Habrá personas que se mueven más lento y se frustran porque no pueden alcanzar el paso de los demás, mientras que habrá otros que corren todo el tiempo y no disfrutan el "aquí y ahora".
Durante estos días que finalmente me he permitido llorar mis pérdidas mientras mis circunstancias me obligan a vivir una rutina, me he dado cuenta que si bien "parece" que estoy bien, que tengo esperanzas en el futuro y que quiero "rehacer" mi vida y seguir adelante, realmente lo que quiero es correr a toda velocidad a ese brillante futuro lleno de promesas para no vivir mi presente: la pérdida, el dolor, la soledad, mi parte mía que muere con mi esposo, mi propia debilidad, la necesidad de reconstrucción, la necesidad de autocomprensión, de autoconocimiento y de amor por mí misma.
La verdad es que Yo no vivo a mi ritmo... es más ¡ni siquiera sé cuál es mi ritmo!!, porque este correr que siempre me ha llevado deprisa durante mi tiempo vital ha sido impulsado por mis deseos escapistas de "no vivir" el presente y creencias como que "el futuro siempre será mejor", "no hay tiempo" y "moriré joven".
Toda mi vida, excepto uno que otro período, la he vivido deprisa y viendo siempre hacia atrás ó allende el camino; pasado y futuro, pero nunca presente. Estoy cansada de correr, de levantarme siempre rápido (para que nadie me vea que he caído), de esconderme en la premura y en el "deber ser". Mi decisión de seguir adelante "como si nada hubiera pasado", como si estuviera lista para continuar, me está llevando a una amargura creciente. Tengo muchos planes, deseos de nuevas experiencias, pero quizás son una pantalla que yo misma he puesto ante mis ojos, para tener esperanzas y pasar rápido el trago amargo... lo malo es que ¡en lugar de que pase, sólo me atraganto y me ahogo.
Quiero irme lejos, escapar, ¡huír! (¡qué cobarde!)... perderme en otros lugares, otras gentes, otros brazos, otras ilusiones, aunque sé que no estoy preparada, que aún no ha llegado ese tiempo, que mi lugar es estar AQUÍ Y AHORA, que la reconstrucción SIEMPRE es lenta (como arquitecto sé bien que es más rápido construir que re-construir) y que no debo apresurar las cosas ó tendré cimientos débiles y volveré a caerme...
Por muchos "acelerantes" que se agreguen al concreto, éste aún necesita tiempo para fraguar ó de lo contrario se "quema" y ante las presiones se desmorona hasta convertirse en fino polvo... creo que de ese modo vivo, quiero acelerarme tanto que no fraguaré, ni resistiré, porque una parte de mí quiere precisamente eso: quemarse y desmoronarse, hacerse polvo y dejar de existir...
¡Quiero vivir!, ¡en verdad lo deseo!... pero para eso tengo que aprender a andar lento. Tengo que aprender a ver y oler las flores en el camino, disfrutar la brisa e incluso la lluvia fría de mis tormentas... tengo que descubrir cuál es ese paso "del río que fluye", a veces calmo, a veces rápido pero siempre en movimiento y renovación.
Quisiera vivir el "hoy-aquí" sin remordimiento, gozándolo y respetando las lecciones que quiera darme. Quisiera aprender a escuchar mi cuerpo y mi alma, para caminar al ritmo lento que ambos necesiten para curarse...
Pero no sé como.
Etiquetas:
Espontaneidad,
Paulo Cohelo,
Re-encuentro
jueves, 3 de marzo de 2011
El hombre que yo amo

El hombre que yo amo tenía algo de niño,
la sonrisa ancha, tierna la mirada.
tenía la palabra de mil hombres juntos
fue mi loco amante, sabio, inteligente.
El hombre que yo amo no temía a nada,
pero cuando amaba se estremecía todo.
Guerrero incansable en busca de aventuras,
tenía manos fuertes, cálidas y puras.
El hombre que yo amo sabe que lo amo
me acogía en sus brazos, yo olvidaba todo;
él fue mi motivo, fue mi propio sol.
Él me dió alegrías que nadie me dió.
El hombre que yo amo sabe que lo amo,
y aunque ahora esté lejos, sabe que no olvido,
el hombre que yo amo sabe que lo amo.
Y aunque era loco, era loco mío.
El hombre que yo amo sabía siempre todo,
Sabía de enojos, no entendió rencores.
Arreglaba todo con sabiduría,
con sólo mirarme alegraba mi vida.
El hombre que yo amo está vivo en mi mente,
es mi único ídolo entre tanta gente,
él hacía una fiesta con mi pelo suelto,
ladrón de mis sueños, duende de mi almohada.
El hombre que yo amo sabe que lo amo
me acogía en sus brazos, yo olvidaba todo;
él me estremecía, mi más grande amor,
Él me dió alegrías que nadie me dió.
El hombre que yo amo sabe que lo amo,
y aunque ahora esté lejos, sabe que no olvido.
y aunque pase el tiempo y pase el dolor,
llevaré su vida en mi corazón…
(Sorry... Plagio y re-edición de canción popular)
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)